Ya hago casi dos semanas en mi nuevo país de residencia.
Las cosas por ahora no me han sido fáciles, pero tampoco he tenido que dejarme los cuernos (ya todo llegará)ni me he terminado por desesperar en ningún momento. Partes buenas partes malas... Ley de vida.
El viaje más que difícil, fue coñ... (me vais a permitir decirlo, que con este inglés no he podido desahogarme como es necesario), fue coñazo, y como definición de esta palabra en este momento, aburrido, molesto y un pelín amargante. El llegar hasta la puerta de mi casa con las maletas fue toda una odisea, me cambie de autobus casi unas tres veces porque cada uno que preguntaba me daba unas indicaciones diferentes, y cuando por fin llego hasta la casa, tuve que coger las mochilas a pulso porque las ruedas no rodaban en los chinos (como diría un amigo en esta ocasión, yo no soy racista). Aunque, viendo siempre el lado positivo, pisé London y su grandioso aeropuerto (por el que además me sentí perdida en algún momento...).
No sabía si existía una frase que decía algo así “La necesidad crea la virtud” pero según google he encontrado “La necesidad hace virtud”, y en mi caso, no ha sido diferente (o si?), la necesidad de adaptación ha hecho que me haya presentado a más de 20 personas, en inglés, español, lenguaje de signos, y no hablo del gran lenguaje de sordomudos, más al estilo Tarzán ( “Yo Oché” (dedo apuntandome) “¿Y tú?” (dedo apuntando a mi interlocutor)). De algunos aún me acuerdo sus nombres, sobretodo si son españoles, pero lo que más se me queda es de dónde son, me produce un gran impacto conocer tantos “lugares” de repente (creo que tengo que echar mano al libro de geografía, historio o algún mapilla porque me siento bastante ignorante). Una pequeña lista que puedo hacer con un poco de orden sería:
Europa: España, República Checa, Portugal, Italia, Grecia, Irlanda, Inglaterra, Eslovenia, Austria, Polonia, Suecia, Rumanía, Holanda, Bélgica, Alemania, Bulgaria, Malta...
América: EEUU, Canadá, Venezuela, Costa rica, Argentina, México.
Asia: China, Japón, Indonesia, Filipinas, Líbano (creo), India,
Turquía...
Lo primero que escuchas sobre Leuven (Lovaina) es que es una ciudad pequeña y de estudiantes por excelencia. Creo que ambas cosas son la causa de que a toda persona nueva que conozco persona que vuelvo a encontrarme, creo que en este momento no puedo acordarme de casi nadie que solo haya visto una sola vez. Es bastante curioso, porque cuando llegué a esta conclusión iba a decir “bueno, menos a los que conocí ayer” y aparecieron por donde estaba comiendo saludándome.
Mi inglés va little by little, según mi amigo filipino Warlito: “your english is not bad, Its not very good, but its not bad” . Mi casa se encuentra far far away así que debo coger todos los días la bici para moverme, al principio sentí un poco de miedo, eso de que te vayan pasando los coches por los lados, pero se ve que la gente está acostumbrada y si hiciera lo que hago en España ya hubiera tenido varios entierros. Eso si, las pequeñas cuestecillas se hacen insufribles y mis músculos van en aumento (como mi cansancio). Aunque merece la pena vivir tan lejos por las magníficas vistas de donde vivo, un jardín y bosquecito amplio y una luminosidad nocturna ínfima que hace que pueda observar perfectamente la bóveda celeste.
Esta semana comienzan las clases de verdad, veremos a ver como las llevo.