lunes, 28 de septiembre de 2009

What's the story?

Ya hago casi dos semanas en mi nuevo país de residencia.
Las cosas por ahora no me han sido fáciles, pero tampoco he tenido que dejarme los cuernos (ya todo llegará)ni me he terminado por desesperar en ningún momento. Partes buenas partes malas... Ley de vida.
El viaje más que difícil, fue coñ... (me vais a permitir decirlo, que con este inglés no he podido desahogarme como es necesario), fue coñazo, y como definición de esta palabra en este momento, aburrido, molesto y un pelín amargante. El llegar hasta la puerta de mi casa con las maletas fue toda una odisea, me cambie de autobus casi unas tres veces porque cada uno que preguntaba me daba unas indicaciones diferentes, y cuando por fin llego hasta la casa, tuve que coger las mochilas a pulso porque las ruedas no rodaban en los chinos (como diría un amigo en esta ocasión, yo no soy racista). Aunque, viendo siempre el lado positivo, pisé London y su grandioso aeropuerto (por el que además me sentí perdida en algún momento...).

No sabía si existía una frase que decía algo así “La necesidad crea la virtud” pero según google he encontrado “La necesidad hace virtud”, y en mi caso, no ha sido diferente (o si?), la necesidad de adaptación ha hecho que me haya presentado a más de 20 personas, en inglés, español, lenguaje de signos, y no hablo del gran lenguaje de sordomudos, más al estilo Tarzán ( “Yo Oché” (dedo apuntandome) “¿Y tú?” (dedo apuntando a mi interlocutor)). De algunos aún me acuerdo sus nombres, sobretodo si son españoles, pero lo que más se me queda es de dónde son, me produce un gran impacto conocer tantos “lugares” de repente (creo que tengo que echar mano al libro de geografía, historio o algún mapilla porque me siento bastante ignorante). Una pequeña lista que puedo hacer con un poco de orden sería:
Europa: España, República Checa, Portugal, Italia, Grecia, Irlanda, Inglaterra, Eslovenia, Austria, Polonia, Suecia, Rumanía, Holanda, Bélgica, Alemania, Bulgaria, Malta...
América: EEUU, Canadá, Venezuela, Costa rica, Argentina, México.
Asia: China, Japón, Indonesia, Filipinas, Líbano (creo), India,
Turquía...

Lo primero que escuchas sobre Leuven (Lovaina) es que es una ciudad pequeña y de estudiantes por excelencia. Creo que ambas cosas son la causa de que a toda persona nueva que conozco persona que vuelvo a encontrarme, creo que en este momento no puedo acordarme de casi nadie que solo haya visto una sola vez. Es bastante curioso, porque cuando llegué a esta conclusión iba a decir “bueno, menos a los que conocí ayer” y aparecieron por donde estaba comiendo saludándome.
Mi inglés va little by little, según mi amigo filipino Warlito: “your english is not bad, Its not very good, but its not bad” . Mi casa se encuentra far far away así que debo coger todos los días la bici para moverme, al principio sentí un poco de miedo, eso de que te vayan pasando los coches por los lados, pero se ve que la gente está acostumbrada y si hiciera lo que hago en España ya hubiera tenido varios entierros. Eso si, las pequeñas cuestecillas se hacen insufribles y mis músculos van en aumento (como mi cansancio). Aunque merece la pena vivir tan lejos por las magníficas vistas de donde vivo, un jardín y bosquecito amplio y una luminosidad nocturna ínfima que hace que pueda observar perfectamente la bóveda celeste.

Esta semana comienzan las clases de verdad, veremos a ver como las llevo.

martes, 15 de septiembre de 2009

Me voy de Erasmus... LEUVEN



Comienza la cuenta atrás para mi llegada a Leuven, para emprender la nueva vida Erasmus. Durantes este tiempo de espera me han venido miedos de todo tipo, que aún siguen viniendo por doquier. Miedo a no saber adaptarme, a no aprender el idioma con el ritmo requerido, a suspender, a agobiarme, a no encajar, a no saber ser yo misma, a perder mis capacidades empáticas y mi actitud positiva por mi inexistente manejo del idioma, a echar de menos todo lo que dejo detrás... en fin, muchos otros y muchos derivados de estos.

Ahora no se cómo tomármelos, estoy a la espera, quiero tener ganas de todo lo que se me presenta, pero se que va a ser una mezcla de euforia, nostalgia, soledad acompañada, agobios, ratos inolvidables y diferentes...
Desde el principio he sabido lo que esto puede suponerme como crecimiento, pero también he sido consciente que no es algo fácil. ¿Seré capaz de pasar la prueba que me han brindado?


Tengo que espabilarme, estoy haciendo la maleta, metiendo lo mejor de mi, lo mejor que me han dado los demás, las palabras que dicen de lo que soy capaz, mi estuche con los lápices para ir pintando lo que vivo y se me quede plasmado para siempre (o hasta que sea necesario), una vista pasada por oculista para poder ver aquello que aún tendré en común con los de aquó, pues vivimos en un sitio pequeño, tanto es así que seguimos compartiendo gran parte del escenario aún marchandome.

Al hacer una maleta siempre nos queda la cosa de que nos dejamos algo... Seguro que se me olvida algo... ¿Os venís conmigo?
Por otro lado, seguro que me llevo cosas de más, como malas funciones de onda o esos miedos... ¿Qué puedo meter en mi maleta para contrarrestar esto? Repito... ¿Os venís conmigo?


Hoy he leído una cosa que me ha consolado, un amigo y compañero físico ya ha empezado su aventura en Vancouver y según dice, “los estudiantes de física son iguales en todas partes del mundo (por suerte)”. Espero que sea verdad, porque unas frikadas conocidas siempre vienen bien.

Estos días he tenido muchos “nos vemos pronto”, pero creo que se han tomado eso de “el tiempo es relativo" demasiado en serio. Si tomás “el tiempo es relativo” según Einstein (que algún día explicaré), en estos momentos nos (me) sirven de poco, ya que todos sabemos que no hay demasiadas diferencias con nuestras aceleraciones y velocidades (si, vale, puede que en el avión rejuvenezca un poco respecto a vosotros). En cambio si tomamos “el tiempo es relativo” en nuestra cabeza.... Mi tiempo se hará aún más largo que el vuestro, será directamente proporcional a los cambios que sufran mi vida, lo que ese “pronto” se convertirá en un “no tanto”.


Nos vemos “pronto” por el blog, por Leuven, o en el mundo de los sueños y de la imaginación.

sábado, 5 de septiembre de 2009

¡Dilo! ¡Dilo!


-->
¡Si! ¡Ya se que tengo que contarlo! Pero espérate un momento… Tengo que pensar qué y cómo puedo decirlo. No es algo sencillo, cuando crees que justo has encontrado la oración perfecta te decepciona encontrarte con una respuesta corroborando lo contrario. No es solo un hecho lo que debo contar, es mucho más, cada vida es mucho más, cada cambio es una vida, cada decisión es un cambio, cada pensamiento es otra decisión y cada pensamiento es un sentimiento demasiado profundo para explicarlo. Con nuestros relatos, solo lleno de sucesos, intentamos simplificarnos, como el físico cuando empieza con un problema, desprecias el rozamiento y algunos pesos, las formas indescriptibles se convierten en definibles, no hay deformaciones de lo que no nos interesa, en definitiva, quitas variables, quitas información y el resultado, no es la realidad.
Creo que voy a salir un rato para aprovechar esta calidez nada bochornosa en al que nos encontramos, con la brisa, su olor a mar y su tranquilidad, incluso uno se puede olvidar de los coches que le rodean. No me estoy escaqueando, estoy pensando, que a lo mejor no se que tengo que contarlo, a lo mejor no tengo que contarlo ¿Por qué estás tan seguro? No siempre me escuchan, ¿Por qué esta vez iban a hacerlo? No es nada demasiado importante y mi introducción ha sido demasiado larga, seguro que ahora desilusiona por falta de contenido. No es como haber descubierto que hablar de energía y materia es equivalente, es más como haber encontrado al asesino en el Cluedo, no es gran cosa y además no sabes ni dónde ni con qué se produjo el crimen.
El cansancio ahora me puede, mañana es el futuro inminente que tiene más probabilidades de llegar, y por tanto, me parece un buen momento al que posponerlo.