martes, 4 de junio de 2013

¿Ahora qué?


        Siempre he mirado con envidia a aquellos compañeros y amigos que desde pequeñitos sabían qué querían. Estaba aquel que llevaba toda su vida con un telescopio debajo del brazo y hacer física era el paso lógico para ser astrofísico; o el que llegó a la carrera con la mitad de primero aprendido por su cuenta; o esos dos que siempre estaban dibujando para ser arquitecto o diseñador gráfico.

        Nunca me he considerado de este grupo selecto, no me he formado por adelantado, y aunque siempre me han gustado las matemáticas y las ciencias, tampoco le he hecho ascos a la filosofía o a la historia, así que aparte de hacer mis ejercicios y estudiar correctamente, en el colegio nunca fui más allá. Es cierto que a la hora de elegir ciencias o letras, lo tenía claro, y con la ayuda de un querido profesor, me decidí por la física, dejando de lado mis otras dos posibilidades.

        Esta carrera me ha dado muchas alegrías y desesperaciones, pero casi en un noventa por ciento he tenido claro que era lo que quería hacer. Año tras año me convencía más de que estaba siguiendo el camino correcto, que quería dedicarme a la física e INVESTIGAR. Lo más curioso de todo, empezaba a sentir ese, diremos que vocación, que antes no había sentido, pero que había reconocido y envidiado.

¿Ahora qué?
        Estoy terminando la carrera, me gustaría hacer un doctorado para seguir mi formación en la investigación, porque por primera vez, ¡hay algo que he tenido claro desde el primer año de carrera! He ido aprendiendo más y más en ciertas ramas de la física que ahora me fascinan y en las que no me importa dar mi tiempo independientemente de las asignaturas. No he llevado un telescopio debajo del brazo, he tardado algo más, pero al final ha llegado. ¿Para qué serviría la envidia sino para darnos cuenta de lo que queremos? 

¿Ahora qué? 
        Conseguir un doctorado consta básicamente, y en la práctica, de dos partes:
          1. Becas y contratos existentes. 
          2. Nota media del expediente. 

        Si existen pocas becas y contratos, la exigencia de una mejor nota de expediente aumentará, dando a un estudiante medio menos probabilidades. Esta es la situación actual, pocas becas y mucha competencia; no creo que haga falta explicar lo mal que está la economía, ni cómo han reducido las becas de doctorado en España y en otros países. Mi nota media es normal, pero mediocre para estos propósitos y en esta época.

        Entiendo por tanto, que mis posibilidades para lo que parece que tengo claro, son pocas, esa evaluación de nota media me perseguirá el resto de mi vida. Nota media, prioridad lógica pero no completamente útil. No se ha evaluado nuestro conocimiento ni nuestra capacidad de investigación, nos han hecho exámenes.

¿Ahora qué? 
        Mi decisión ha sido no dejar que estas perspectivas y probabilidades me impidan intentarlo, independientemente del lugar.

        He tenido muchas conversaciones con profesores, personas con más experiencia que yo, antes y durante mi decisión, algunas de las cuales me han dicho ciertas frases que me han dejado con las ganas de abandonarlo todo, irme al monte a coger ranas o a meditar sobre los fundamentos existenciales de los elefantes rosas. Un ejemplo podría ser “Con esa nota media es imposible que te den ninguna beca, bueno, imposible no, tienes un cero coma cero cero cero cero uno por ciento de posibilidades, que sería el caso de una epidemia entre los físicos.”. U otras como “Tanto tiempo queriendo hacer un doctorado, a lo mejor te deberías plantear querer otra cosa.” que me incitaban a elegir otro camino, aquel que es más fácil, más realista y más probable, pero que a pesar de todo, no es el deseado ni el anhelante. Es curioso que aquellos que piden cartas de motivación te sugieran elegir opciones menos motivadoras.
Por supuesto están los amigos que te animan, pero que te animarían hasta a cazar tiburones en una charca. Pero después están las de personas que aún siendo realistas te dicen lo que necesitas saber, porque en esta búsqueda no sólo juega la aptitud, también la actitud.

        Me gustaría compartir, para aquellos que os encontréis en mi situación, lo que por ahora es sin duda lo mejor que me han dicho:

        "Ahora todos los funcionarios que cobran (cobramos)
nuestro sueldo mensualmente te darán consejos muy realistas, has de
ser realista, no pierdas el tiempo con estas cosas y haz algo
realmente que tenga futuro... Se trata de consejos de personas que
olvidaron que han llegado a ser lo que son por su falta de realismo
inicial, porque se ilusionaron con algo que les gustaba en el momento
que debían hacerlo. Por tanto, no seas realista. Tal y como está el
patio, haz lo que te dé la gana, precisamente porque así acabarás
consiguiéndolo. Si escuchas a gente realista no vas a llegar nunca a
nada. Tienes mil muros por delante para estrellarte en ellos. Pues
estréllate, pero no dejes que los demás te digan que no lo hagas. Reza
al chino Cudeiro, pues es muy posible que encuentres puertas que
podrás cruzar en esos muros insalvables."

        Para mi es importante saber que me estrellaré, que es posible que no encuentre esa puerta, pero sobretodo, que lo estoy intentando, que estoy en la búsqueda de lo que quiero, y que por tanto, no es perder el tiempo.

¿Ahora qué?