sábado, 14 de diciembre de 2013

Realmente sueño



Quiero saber si sigues existiendo, o si sólo fuiste fruto de mi imaginación. De esa imaginación que busca casualidades, patrones y razones para el sentido de cada palabra pronunciada, escrita o pensada. 

Sigo paseando, esperando verte en cada camino no ortogonal que cruce al mío y te unas a mi paso por un tiempo. Tiempo causal al mío, tiempo para recordar hasta nuestro próximo reencuentro inolvidable, tiempo en el que te distinga de mis sueños.

Tengo que hacerte de mi vida real, darme cuenta de tus errores, inquietudes humanas y  acercarte más a mis ilusiones cotidianas. Pero, ¿Lo especial y verdadero pueden ser la misma cosa? ¿No pierde lo extraordinario cuando se hace empírico, verificable como el resto de nuestro mundo? ¿Y si sólo pudieras ser sueño real por un día?

Los sueños reales son medibles a pequeñas escalas. Son mágicos y ciertos, ocurren y se disfrutan hasta la última gota, como lo hace el recién rescatado del desierto con su primera botella de agua. Son deseos reales que pueden durar para siempre.

¿Habrá merecido la pena ese breve sueño real, a pesar de encontrarnos una vez más sedientos? ¿Habrá merecido la pena obtenerlo si luego volvemos de nuevo al desierto? 

 Ahora tengo claro que fuiste soñado; intuido y creado en esas últimas horas de la noche, resultado de esos días exhaustos que manejan mi rutina. Tu imagen se difumina al ritmo en el que mis pies tocan el suelo frío de la mañana y mi mente queda ocupada por las preocupaciones diarias, tan comunes como insulsas.

    ¿Este fue nuestro primer cruce? ¿Te encontraré de nuevo? 

    Seguiré buscando mi sueño real. Gracias por caminar conmigo.