Las palabras son inciertas, erróneas, incompletas, inexactas, dudosas, confusas, y aún con estos adjetivos no tendría todo lo que quiero dar a entender qué son. Pretendemos explicarnos con ellas, dar a conocer nuestros sentimientos, estados de ánimo, pensamientos complejos. Pero al darles forma de palabras lo que hacemos es intentar simplificar todo ello a esas cinco palabras que usemos, quedándonos disconformes, con ese gusanillo de “no he dicho todo lo que quería decir”.
Incluso usamos nuevas definiciones para una palabra ya conocida, para intentar concretizar, cuando un científico denota algo como “Teoría” le da un carácter más auténtico, de mayor importancia, que cuando comúnmente la usamos. Creo que donde se ve más frecuentemente esto es en los filósofos, que se quedan sin palabras para definirnos, para definir las ideas puras; “alma”, “cuerpo”, diferentes definiciones en la metafísica de Descartes y de Platón; “circunstancias”, “razón”… Aunque no debería extrañar proviniendo de los padres de las ciencias, de las artes, inventores de las palabras y sus sentidos.
Un profesor en toda su sabiduría nos dijo el año pasado, después de equivocarse en la pizarra un par de veces, “No hagan caso a lo que escribo ni a lo que digo, solo a lo que quiero decir”. Aunque esto puede resultar confuso la veracidad de esta frase es algo que veo con bastante claridad. A más de uno le habrá pasado que mientras va escribiendo, hablando y pensando en un rato acaba contradiciéndose en las dos primeras: “Somos diez para ir el doce a la playa, es decir los seis que estamos aquí mas cuatro, que son doce…”. Pero la frase puede ir más allá de lo trivial de este ejemplo. Como empecé, las palabras son insuficientes para expresarnos y dan lugar a error, muchas veces tenemos que adentrarnos más para saber qué realmente nos dice la otra persona, no quedarnos en la superficie de las palabras, esas palabras que tanto nos gustan y que van enriqueciéndonos poco a poco con su conocimiento. Cada vez que construimos una frase nos paramos en qué cosas la constituirán, qué parte de nuestro pensamiento queremos enseñar, a veces enseñamos menos de lo que nos gustaría y otras veces el subconsciente nos juega una mala pasada dando a conocer más de lo que deseábamos.
Muchos malentendidos y discusiones a lo largo de nuestros días vienen precisamente por esto, por no utilizar las palabras correctas para nuestro receptor o por no ver más allá de las de nuestro emisor, ¿Qué es más importante la forma o el fondo? La forma hay que ir puliéndola, pero el fondo es lo que es realmente “tu verdad”. Están los que se pasan la vida discutiendo sobré cómo decir las cosas pero no saben qué decir.
Las palabras tienen una definición muy concreta. Lo que hay que tener claro es qué significan y utilizar el estrato adecuado, porque quizá quien te escuche entienda por esa palabra otro significado. Pero por lo demás, no nos hacen falta más palabras. ¿Por qué? Primero, porque la lengua es algo vivo. Está en boca de la gente. No se escribe un diccionario y luego utilizamos las palabras. Las creamos y luego ellos las aceptan como neologismos. Ellos pueden ser o el Diccionario de María Moliner, que es el que recoge, tengo entendido todo tipo de voces, o el más formal, de la Real Academia de la Lengua Española. Estos son los dos más importantes. Luego hay otros menores.
ResponderEliminarEl español es muy rico ya en palabras; tal vez no se nos ocurre que no tenemos en la mente la palabra precisa en el momento justo, y le echamos la culpa a nuestra lengua. Es una de las más ricas que se conocen.
Y quieren decir con exactitud lo que pretendas comunicar. Yo lo estoy haciendo ahora.
Por eso una palabra tiene muchos sinónimos y sin embargo no significan exactamente lo mismo: tienen diferentes matices; ahí estriba la riqueza de la lengua.
Lo que ocurre es que hemos perdido mucho vocabulario. Hemos dejado de leer a grandes autores, como a Elena Quiroga, una gran olvidada que en su Escribo tu nombre hace uso del vocabulario español como yo no he reconocido ni recordado en ninguna otra obra.
Siento la clase de lengua.
Saludos, Oché.
Sigo pensando que por muy rica que sea nuestra lengua, hay cosas que con palabras no se podrán expresar de la forma que realmente se sienten... Entre otras cosas, porque si la otra persona no lo ha sentido nunca no podrá sentirlo con tus palabras, por muchas y muy correctas que utilices. (ves! incluso ahora parece que no hay entendimiento :-p).
ResponderEliminarUn saludo Caro!
PD: No le hecho la culpa a la lengua, sino que expreso la complejidad humana.
Entiendo perfectamente tu postura. Es solo que no estamos de acuerdo. Pero sí que entiendo todo cuanto me dices y cuanto has escrito.
ResponderEliminarSí hay entendimiento. ;-D
odio cuando me pasa eso
ResponderEliminarno encontrar las palabras adecuadas para expresar algo, sobretodo para con los sentimientos propios.
menos mal que no nos expresamos solo con el lenguaje, que a la hora de comunicarnos entra en jeugo el cuerpo entero, los gestos, la tonalidad del habla, etc...
TODOS LOS SENTIMIENTOS SE TRANSMITEN POR PALABRAS.
ResponderEliminarVUELVO
LEERTE ES UN PLACER
Yo no sé tanto como vosotras pero de lo que si tengo experiencia es de momentos vividos muy en lo hondo que me han faltado palabras para expresar esa profundidad y el silencio hondo, mudo y silente me ha expresado: recuerdo en la muerte y pascua de mi padre, en la masacre de Rwanda, en experiencias de oración... en que como decía San Francisco en la Sabiduría de un pobre: "Dios es y eso basta".
ResponderEliminarLas palabras verdaderas dudo que existan. Para una niña de letras, lo importante es el fondo. Por eso la Maga dice "lloro porque me da la gana, y sobre todo lloro para que no me consuelen". Las palabras son contradictorias, y muchas veces no van más allá de ese "hablo porque me da la gana, y sobre todo hablo para que no me juzguen". Me abstraen los versos, poemas y cuentos. Y me pierdo en las palabras bonitas*. Sin embargo, la vida me está enseñando (y eso que aún soy muy joven) que muchas veces se dice más con un gesto, pongamos un toco a la puerta porque quiero enseñarte una canción (casualmente o causalmente palabra por palabra), que un "te voy a echar de menos el año que viene".
ResponderEliminarEres un cielo, ¿sabes?
Sonreimos un poquito que las dos estamos mas guapas así.
En el fondo somos simios que hemos aprendido a hablar recientemente, y como es normal, lo que utilizamos como forma de comunicación es bastante básico como para reflejar todo lo que nuestro celebro quiere decir... como bien dices, las palabras se quedan cortas pero es lo único que tenemos para conumicarnos, por eso el ser humano es tan magnífico.
ResponderEliminarLlegé aqui por casualidad.
ResponderEliminarDios, lo que escribes es impresionante *__*