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~^~Dors-seldon, licenciada en física, con inquietudes humanas, científicas y filosóficas.~^~
domingo, 6 de diciembre de 2009
San Nicolás
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domingo, 1 de noviembre de 2009
Noticia Galáctica
- Ahora conectamos con Arson en las cercanías de Orión.
- Nos hemos encontrado con un gran choque entre dos sistemas solares, quizás sería más correcto si lo llamamos, choque en un mismo sistema de dos soles, es decir, un sistema binario. La alteración de su campo gravitatorio ha provocado más perturbaciones en su galaxia de lo que esperábamos. Por el momento no podemos saber más, en C os seguiremos informando.
- Continuamos informando. Nos comunican que la subida, algo irregular, de temperatura en la cercanías de la recién explosión de Supernova, en el sistema binario, parece que podría dar como resultado otros sistemas solares.
- Finalmente, no sólo se han creado sistemas solares sino que ha dado lugar, gracias a la nebulosa creada por la explosión, a un número considerable de planetas, concrétamente, seguimos de cerca uno de ellos que parece estar enriquecido en silicio y está dando lugar a diferentes tipos de vida.
- Efectivamente parece que está surgiendo algún tipo de vida, una vez más.
- ¡Tenemos nuevas noticias! ¡Otra mente inquieta acaba de conectar con nosotros! ¡Bienvenido a Aquí Tu Universo!
lunes, 28 de septiembre de 2009
What's the story?
martes, 15 de septiembre de 2009
Me voy de Erasmus... LEUVEN

Comienza la cuenta atrás para mi llegada a Leuven, para emprender la nueva vida Erasmus. Durantes este tiempo de espera me han venido miedos de todo tipo, que aún siguen viniendo por doquier. Miedo a no saber adaptarme, a no aprender el idioma con el ritmo requerido, a suspender, a agobiarme, a no encajar, a no saber ser yo misma, a perder mis capacidades empáticas y mi actitud positiva por mi inexistente manejo del idioma, a echar de menos todo lo que dejo detrás... en fin, muchos otros y muchos derivados de estos.
Ahora no se cómo tomármelos, estoy a la espera, quiero tener ganas de todo lo que se me presenta, pero se que va a ser una mezcla de euforia, nostalgia, soledad acompañada, agobios, ratos inolvidables y diferentes...
Desde el principio he sabido lo que esto puede suponerme como crecimiento, pero también he sido consciente que no es algo fácil. ¿Seré capaz de pasar la prueba que me han brindado?
Tengo que espabilarme, estoy haciendo la maleta, metiendo lo mejor de mi, lo mejor que me han dado los demás, las palabras que dicen de lo que soy capaz, mi estuche con los lápices para ir pintando lo que vivo y se me quede plasmado para siempre (o hasta que sea necesario), una vista pasada por oculista para poder ver aquello que aún tendré en común con los de aquó, pues vivimos en un sitio pequeño, tanto es así que seguimos compartiendo gran parte del escenario aún marchandome.
Al hacer una maleta siempre nos queda la cosa de que nos dejamos algo... Seguro que se me olvida algo... ¿Os venís conmigo?
Por otro lado, seguro que me llevo cosas de más, como malas funciones de onda o esos miedos... ¿Qué puedo meter en mi maleta para contrarrestar esto? Repito... ¿Os venís conmigo?
Hoy he leído una cosa que me ha consolado, un amigo y compañero físico ya ha empezado su aventura en Vancouver y según dice, “los estudiantes de física son iguales en todas partes del mundo (por suerte)”. Espero que sea verdad, porque unas frikadas conocidas siempre vienen bien.
Estos días he tenido muchos “nos vemos pronto”, pero creo que se han tomado eso de “el tiempo es relativo" demasiado en serio. Si tomás “el tiempo es relativo” según Einstein (que algún día explicaré), en estos momentos nos (me) sirven de poco, ya que todos sabemos que no hay demasiadas diferencias con nuestras aceleraciones y velocidades (si, vale, puede que en el avión rejuvenezca un poco respecto a vosotros). En cambio si tomamos “el tiempo es relativo” en nuestra cabeza.... Mi tiempo se hará aún más largo que el vuestro, será directamente proporcional a los cambios que sufran mi vida, lo que ese “pronto” se convertirá en un “no tanto”.
Nos vemos “pronto” por el blog, por Leuven, o en el mundo de los sueños y de la imaginación.
sábado, 5 de septiembre de 2009
¡Dilo! ¡Dilo!
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jueves, 18 de junio de 2009
Mis últimas lecturas
En estos últimos meses mi lectura ha sido más asidua de lo habitual, aunque con algunos parones (como en el que me hallo), pero compensados por un aumento de ritmo una vez superado.
Estos se han basado especialmente en “Libros míticos de la ciencia-ficción”. Con una característica común muy concreta, se encuentran en esta temática pero no se consideran de ella. Algunos defienden que su posición aparece ahí a causa del uso del escritor de desarrollar la historia en lugares, sociedades, y mundos no existentes y/o situados en un futuro. Esto convierte a ese escenario perfecto para las diferentes reflexiones que quiere enseñarnos el autor, punto clave de cada libro.
Mi repertorio de libros ha sido:
- “Fahrenheit
- “Un mundo Feliz”(1932) de Aldous Huxley.
- “Crónicas Marcianas” (1950) de Ray Bradbury.
- “
- “La naranja mecánica” (1962) de Anthony Burgess.
(Además de “El libro de los amores ridículos” de Milán Kundera, “2001, Una odisea espacial” de Arthur C. Clarke y “Maestro cantor” de Orson Scott Card, pero que no me sirven para la discusión/comparación que quiero hacer ahora).
Cada uno de estos libros daría mucho de qué hablar, son grandes libros y cada uno a su modo. Pero haré un pequeño resumen.
Fahrenheit 451 presenta un lugar donde los bomberos no se dedican a apagar fuegos, sino a provocarlos con los libros encontrados y castigando a sus poseedores. El protagonista es un bombero que comienza a discernir sobre el tema, cometiendo “herejía”, intentando hacerse con algún libro. ("Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres." Heinrich Heine.).
“La televisión, esa bestia insidiosa, esa Medusa que convierte en piedra a millones de personas todas las noches mirándola fijamente, esa sirena que llama y canta, que promete mucho y en realidad da muy poco.”
Un mundo feliz, es una sociedad estratificada por completo. Desde la concepción, en tubos de ensayo, existe un orden de las diferentes clases sociales. Con una educación determinista basada en la felicidad de cada individuo en el lugar bien delimitado que le corresponde, no deseando estar ni por encima ni por debajo de su grado. Son completamente felices, pero a costa de perder todo aquello que llamamos cultura, familia, arte, ciencia, filosofía…
"El secreto de la felicidad y la virtud: amar lo que se tiene la obligación de hacer."
1984, me recordó al principio a Un mundo feliz. Un mundo donde todos están controlados, donde si te sales de los parámetros muy bien establecidos eres castigado y acusado. Pero con una diferencia asombrosa, aquí todos tienen que ser felices tal como dice la frase, pero en un mundo completamente desgraciado, no solo es insatisfecho como crecimiento personal e/o individual, sino que los niveles físicos están en desgaste continuamente y siendo el dominio de la ley realmente absoluta, centrándose aún más en un control tanto de actos como de pensamientos. Descartes decía: “Pienso luego existo” aquí la frase sería: “Existo si el partido piensa que existo”.
“Al final, el Partido anunciaría que dos y dos son cinco y habría que creerlo. Era inevitable que llegara algún día al dos y dos son cinco. La lógica de su posición lo exigía. Su filosofía negaba no sólo la validez de la experiencia, sino que existiera la realidad externa. La mayor de las herejías era el sentido común. Y lo más terrible no era que lo mataran a uno por pensar de otro modo, sino que pudieran tener razón. Porque, después de todo, ¿Cómo sabemos que dos y dos son efectivamente cuatro? O que la fuerza de la gravedad existe. O que el pasado no puede ser alterado. ¿Y si el pasado y el mundo exterior sólo existen en nuestra mente y, siendo la mente controlable, también puede controlarse el pasado y lo que llamamos la realidad?”
“La libertad es poder decir libremente que dos y dos son cuatro. Si se concede esto, todo lo demás vendrá por sus pasos contados.”
Crónicas marcianas, son pequeñas historias transcurridas en Marte, en ocasiones los protagonistas son los marcianos y en otras los terrestres, con un hilo temporal que empieza con las primeras visitas de los humanos hasta la última. Este sería el libro más diferente respecto a los otros, los primeros relatos la sociedad clave es la marciana y el comportamiento de cada especie en su mutua interacción, particularmente mi parte preferida.
Aunque no es lo principal, también te muestra retazos del pensamiento terrestre sobre la cultura, como en su anterior obra, los libros siguen estando mal visto y todo conocimiento e imaginación que te aportan.
La naranja mecánica, su descripción del mundo es menos directa, centrándose más en el protagonista, un joven psicópata que pasa su vida en una sociedad que se encuentra en deterioro, con crímenes por doquier. El escritor propone una solución a esos “malchicos malecos” que describe con su peón y el dilema moral que conlleva, ¿Hasta qué punto está bien obligar a alguien a ser bueno?
“Dios prefiere al hombre que elige hacer el mal, antes que al hombre que es obligado a hacer el bien.”
Lo que más me llamó de este libro es la jerga usada por ese pequeño mundillo que se mueven los jóvenes de esa casta.
Algo en común que a mi parecer tienen es ese punto pesimista hacia el ser humano, hacia la humanidad, y a un posible desenlace de movimientos políticos. En general todos tienen un protagonista que se sale de su lugar, que sus pensamientos no son los que se esperan de él. Estos son con los que nos sentimos identificados en ese universo que desconocemos, pero vamos descubriendo que también son hijos de su educación y su tiempo.
sábado, 25 de abril de 2009
Palabras
Las palabras son inciertas, erróneas, incompletas, inexactas, dudosas, confusas, y aún con estos adjetivos no tendría todo lo que quiero dar a entender qué son. Pretendemos explicarnos con ellas, dar a conocer nuestros sentimientos, estados de ánimo, pensamientos complejos. Pero al darles forma de palabras lo que hacemos es intentar simplificar todo ello a esas cinco palabras que usemos, quedándonos disconformes, con ese gusanillo de “no he dicho todo lo que quería decir”.
Incluso usamos nuevas definiciones para una palabra ya conocida, para intentar concretizar, cuando un científico denota algo como “Teoría” le da un carácter más auténtico, de mayor importancia, que cuando comúnmente la usamos. Creo que donde se ve más frecuentemente esto es en los filósofos, que se quedan sin palabras para definirnos, para definir las ideas puras; “alma”, “cuerpo”, diferentes definiciones en la metafísica de Descartes y de Platón; “circunstancias”, “razón”… Aunque no debería extrañar proviniendo de los padres de las ciencias, de las artes, inventores de las palabras y sus sentidos.
Un profesor en toda su sabiduría nos dijo el año pasado, después de equivocarse en la pizarra un par de veces, “No hagan caso a lo que escribo ni a lo que digo, solo a lo que quiero decir”. Aunque esto puede resultar confuso la veracidad de esta frase es algo que veo con bastante claridad. A más de uno le habrá pasado que mientras va escribiendo, hablando y pensando en un rato acaba contradiciéndose en las dos primeras: “Somos diez para ir el doce a la playa, es decir los seis que estamos aquí mas cuatro, que son doce…”. Pero la frase puede ir más allá de lo trivial de este ejemplo. Como empecé, las palabras son insuficientes para expresarnos y dan lugar a error, muchas veces tenemos que adentrarnos más para saber qué realmente nos dice la otra persona, no quedarnos en la superficie de las palabras, esas palabras que tanto nos gustan y que van enriqueciéndonos poco a poco con su conocimiento. Cada vez que construimos una frase nos paramos en qué cosas la constituirán, qué parte de nuestro pensamiento queremos enseñar, a veces enseñamos menos de lo que nos gustaría y otras veces el subconsciente nos juega una mala pasada dando a conocer más de lo que deseábamos.
Muchos malentendidos y discusiones a lo largo de nuestros días vienen precisamente por esto, por no utilizar las palabras correctas para nuestro receptor o por no ver más allá de las de nuestro emisor, ¿Qué es más importante la forma o el fondo? La forma hay que ir puliéndola, pero el fondo es lo que es realmente “tu verdad”. Están los que se pasan la vida discutiendo sobré cómo decir las cosas pero no saben qué decir.
sábado, 11 de abril de 2009
Nada pasa
Nada pasa, ni ocurre, el tiempo se para en un instante que no quieres vivir, que carece de sentido. Un segundo, una hora, unos días, una época, da igual la cantidad, pero siempre el mismo sentimiento vacío y lleno de esperanza para que en el momento siguiente ese vacío se llene, pero de qué. En ese instante no lo sabes, puedes guiarte por los distintos sucesos que te han llevado a ese estado, pero sigues sin ver nada, no tienes las herramientas, no puedes ver más allá. Es posible que necesites tiempo, una persona, una luz, un reflejo de tus antiguos pensamientos… Pero eso acaba, siempre acaba, y lo olvidas en tu relajación de los días normales y te olvidas de buscar una solución, y cuando vuelves a ese estado, una y otra vez te equivocas sin apuntar una solución en un sitio donde nunca se pueda borrar, donde siempre puedas verlo.
No es malo ni bueno, no es triste ni alegre, simplemente es, ese es el problema.
martes, 17 de marzo de 2009
Mi vida y la radio
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martes, 13 de enero de 2009
Mírame de cerca
-¡Mírame de cerca!-le grito.
Se acerca dudoso, esperanzado, a la espera de lo que se puede encontrar.
Cuando llega, mira mis ojos, yo los cierro, no quiero descubrirme.
Baja su mirada y mi respiración se para, para que no respire mi aire usado.
Va a coger mi mano y la cierro en un puño para no demostrar mi temblor nervioso.
Dejo de sentirle, abro los ojos y está alejándose, cabizbajo, la ilusión se pierde. Al mirar mis ojos cerrados, creía que mi mirada no quería verle, al mirar mi boca no encontraba las palabras que quería escuchar, al mirar mis manos cerradas le señalaban el rechazo.
-¡Mírame de cerca!
Se vuelve y mira mis lágrimas, de nuevo se acercar pero no le cierro los ojos, penetro en su mirada, intento desvelar por qué se ha ido, mi cara se ilumina, se sonroja y mis labios, como cómplice, intentan dar una pequeña sonrisa.
-¿Intentabas mirar mis sentidos o sentir mis deseos?
Todo era parte del mismo juego, esperanzas, dudas, supuesto rechazo, reconciliación.
-Querría comprar las instrucciones, ¿Dónde puedo conseguirlas?
-Lo siento, se agotaron nada más abrir.
Y así, desde hace un millón de años, la humanidad vive sin un manual de ayuda.
sábado, 3 de enero de 2009
Las miradas nos acechan, o no
“Todos necesitamos que alguien nos mire. Sería posible dividirnos en cuatro categorías, según el tipo de mirada bajo la cual queremos vivir.
La primera categoría anhela la mirada de una cantidad infinita de ojos anónimos, o dicho de otro modo, la mirada del público. Ese es el caso del cantante alemán, de la actriz norteamericana, […]
La segunda categoría la forman las que necesitan para vivir la mirada de muchos ojos conocidos. Estos son los incansables organizadores de cócteles y cenas […]
Luego está la tercera categoría, los que necesitan la mirada de la persona amada. […]
Y hay también una cuarta categoría, la más preciada, la de quienes viven bajo la mirada imaginaria de personas ausentes. Son los soñadores. […]”
La insoportable levedad del ser. Milan Kundera.
“Sabía bien que nadie lo observaba, nadie lo escuchaba. El público diminuto que se imaginaba dentro de su cabeza no era real; nadie, amigo o enemigo, mira las películas de nuestras vidas. Podía hacer lo que quisiera… y al cuerno con la normalidad. Al parecer, era lo que siempre había deseado, lo que había buscado instintivamente. Podía salir y patear piedras en la ladera de un Karst toda una tarde; o llorar; o escribir aforismos en la arena; o gritar insultos a las lunas, que declinaban en el cielo austral. Podía hablar consigo mismo en las comidas, podía hablar con el televisor, o con sus padres o amigos perdidos, con el presidente, o John, o Maya. Podía dictar largas e incoherentes entradas de ordenador; fragmentos de historia sociobiológica, un diario, un tratado filosófico, una novela pornográfica –podía masturbarse-, una historia de la cultura árabe.”
Marte rojo. Kim Stanley.
Estos dos textos me hacen pensar en lo mismo. Siempre nos imaginamos ojos al nuestro alrededor. Sentir que no existe esa mirada nos desconcierta, para bien o para mal, o te sientes liberado o te sientes sólo, ¿No es al fin y al cabo como nuestro sentimiento de “aburrimiento”? El no saber que hacer, el sentir que la responsabilidad de aprovechar ese momento es tuyo, que no depende de lo que puedan pensar los demás ni de compromiso de asistencia, no tienes que actuar, no tienes que hacer nada. Hay pocas cosas del inglés que entiendo, pero hay una que me serviría ahora, como puntualizan este último matiz, como nos lo matizan cuando nos enseñan inglés, “no tienes que”, “You don’t have to”. ¿No hacer esto hace peligrar nuestro condicionamiento?
Para mi existe una similitud bastante clara.
Pero bueno, esto está tomando un camino que no esperaba y tampoco buscaba. Cuando leo esto es como si me estuvieran leyendo la mente, como si realmente me estuvieran observando, ¿Qué tipo de mirada es la que espero? ¿Realmente me gusta pensar así?
Pienso que, en la mayoría de las veces, lo hacemos de una manera involuntaria, vivimos en una sociedad, convivimos con personas, tenemos amigos, familiares, conocidos, nos rodeamos de personas, que nos conocen, que nos observan, que piensan en nosotros, que pasan de nosotros, y nosotros ponemos nuestra mirada en los que elegimos y nos fijamos en quién nos mira y nos hacemos una imagen de lo que queremos enseñarles, ¿Qué pasa si nos damos cuenta que no hay ninguna mirada en nosotros? Todos queremos ser especiales, ¿No?, entonces ¿No es la mirada de los demás las que nos da o nos quita esa virtud?
Había una frase que decía “¿Hace algún ruido un árbol que cae en el bosque si no hay nadie para oírlo?”, ¿Hacemos ruido? ¿Somos parte de la sociedad si no hay nadie para oírnos? Según tengo entendido, la mecánica cuántica diría algo así como, que si y que no (el gato está vivo y está muerto). Aunque bueno, como dijo Descartes “Pienso luego existo”, y nos damos cuenta de que no somos un árbol esperando a que alguien nos escuche (para la mecánica quántica, seríamos el observador y el objeto, un poco complicado, creo yo, de resolver), pensamos y somos nosotros mismos los que nos damos cuenta de nuestra existencia en el mundo, que no necesitamos a nadie más. Claro que, para seguir adelante en el mundo, en nuestro mundo, no podemos quedarnos ahí tenemos que seguir viviendo en un mundo lleno de observadores (Descartes en su razonamiento usa a Dios como puente para llegar a lo demás, a la realidad fuera de uno mismo), y se encuentra ahí el dilema, ¿Queremos a esos otros observadores? ¿Nos ponen nerviosos? ¿Deseamos su mirada? ¿Queremos ser librados de ella?
Creo que siempre hay algunos momentos en el que nadie se percata de nuestra existencia, que pasamos totalmente desapercibidos, que no estamos en la mente de absolutamente nadie, ni cerca, ni lejos de nosotros, ¿Existimos en ese momento? Si no somos observados, ¿Quién puede afirmarlo aparte de nosotros?
En un libro (o varios) de la saga de Fundación, de Isaac Asimov, que leí, contaba como dos civilizaciones habían avanzado y prosperado de dos formas totalmente distintas, totalmente opuestas, uno era el planeta Solaria y otro Gaia, y el protagonista tenía que elegir cual era el futuro correcto para la humanidad.
Solaria era el planeta que representaba una sociedad individualista, cada persona vive sin contactos con humanos, tanto que el desprecio a este contacto se convierte en una fobia, y con una cierta evolución, al hermafrodismo, se vuelven solitarios, pero no deja de ser un planeta próspero (tecnológicamente hablando).
Se que el concepto de Gaia no es original de Asimov, pero intentaré expresarlo tal y como viene en el libro. Una frase que me llamó mucho la atención era como un personaje cuando hablaba o declaraba algo no lo decía como algo suyo, sino “Yo, nosotros, Gaia”. Todo estaba en perfecta armonía, llovía las veces que hiciera falta, tenían una memoria casi ilimitada, que compartían tanto con rocas como con animales como si fueran discos duros, si sentían placer, se dividía entre todo lo que significaba el planeta, perdían parte de su identidad, al igual que al contestar no lo hacían como “Yo”, cuando sentían o vivían algo era de la forma de “nosotros, gaia”.
Para elegir, ¿A qué le otorgamos la importancia? ¿A nuestra propia mirada o al conjunto de miradas? ¿Buscamos Solaria o Gaia?
Imagino que los extremos siempre son malos, no es bueno vivir solo dentro de uno mismo, ni perder nuestra identidad, pero siempre existirá un extremo al que vamos a tender.
La atípica estrella que corría hacia el celeste. Dors-seldon.