¡Ya soy licenciada en Física!
Este blog lo comencé en mi segundo año de carrera, aún me estaba adaptando a la ciudad de Granada. Hace poco comenté mis dudas de futuro y el apoyo que he tendido[1]. Hoy hago constar, que ya no soy sólo un proyecto de física, soy una física de verdad (como Pinocho al final del cuento) y además, que a pesar de todos los obstáculos, opiniones negativas y mis notas mediocres, voy camino de conseguir lo que buscaba. Este año es de nuevo, uno de cambios, de adaptación a la independencia y empezar mis primeros pasos en la investigación.
Mucho ánimo a
todos aquellos que dudáis de vuestras posibilidades, las cosas son
posibles con la buena suerte[2], la suerte que se busca.
En
este momento me apetece agradecer cosas. No se por qué, puede ser
por las buenas noticias, o puede ser porque un amigo me ha puesto en
los agradecimiento de su proyecto de fin de carrera, y como en física
no hay de eso, me haya sentido, además de honrada, algo envidiosa
por tener ese hueco al terminar su ingeniería.
Dar
las gracias puede convertirse en algo interminable, o que al final
acabe en el origen de todo, así que gracias a mis padres por darme
la vida. Pero quiero que sea algo más, y para centrarnos, me
centraré en este año y esas personas claves.
Mi familia, primos, tíos, me apoyan, mi madre me soporta y me comprende, mi padre espera lo mejor valorando incluso lo peor, mi hermana vive mis alegrías y tristezas, mis hermanos me escuchan, me enseñan, me ayudan a crecer. Mi abuela me muestra como se puede vivir una vida feliz, dando felicidad e importancia a lo que se debe. Es increíble tenerlos y lo incondicional que es su amor, siempre he sido consciente de la suerte que tengo.
Mi familia, primos, tíos, me apoyan, mi madre me soporta y me comprende, mi padre espera lo mejor valorando incluso lo peor, mi hermana vive mis alegrías y tristezas, mis hermanos me escuchan, me enseñan, me ayudan a crecer. Mi abuela me muestra como se puede vivir una vida feliz, dando felicidad e importancia a lo que se debe. Es increíble tenerlos y lo incondicional que es su amor, siempre he sido consciente de la suerte que tengo.
Este
año además he tenido una encrucijada interna y externa, búsqueda
de un futuro[3], y he vivido en una ciudad casi vacía de las
personas con las que empecé en su día a vivirla. Pero he tenido la
confianza, el respeto y la generosidad de amigos como Jose Luis, esa
maravillosa persona que me enseña a ser más modesta, porque a pesar
de lo buena que me dice que soy, él es mucho mejor. De Santi, con el
que me he sentido tan identificada, ayudándonos mutuamente y que me
ayuda a no olvidar ciertas visiones de la realidad.
Mis
amigos más cercanos, que han estado a kilómetros de distancia este
año. Migue, dando siempre ese ánimo al estudio y a seguir a
delante. Pedro, con su incomprensible cualidad para saber en cada
momento que decirme, escuchar, entenderme, y saber que consejo darme
o no darme.
Aquellos
que están en mi ciudad natal, que da igual cuantos años pasen, por ahora unos diez, pero que siempre podré contar con ellos y tener ese
vínculo especial. Javi con su franqueza que solo la experiencia de
los años de amistad pueden dar. Cristina, siendo de las pocas chicas
que pueden conquistar mi corazón, para esa amistad que permite pedir
de rodillas romearse[4] con una (xD). Pablo, que es Pablo, aunque
pasen años sin vernos siempre podremos llamarnos y decir: Cómo mola
Pablo, Pablo mola mucho.
Víctor
y Paco , que están al otro lado del teléfono, del facebook o lo que
pillemos, para quejarnos del sistema, contarnos nuestros planes para
conquistar el mundo o simplemente decir tonterías con gracia.
Esas
personas inesperadas que llenan tu año. Guillermo, haciendo mi
rutina más divertida. Hiroshi, siendo un gran vecino y mejor
persona. Paolo, con su ayuda que ni en varias vidas podría
pagárselas, al que debo, en gran medida, mi futuro a
partir de ahora. Francisco, otro de los que debo parte
de mi futuro, además de más de una carcajada o sonrisa en momentos
de necesidad. Antonio B. con su postura imponente que cuando te
valora, te lo crees y te da ese empujón para seguir adelante,
incluso una colleja dialéctica si es necesario.
Por
supuesto, los nuevos de este curso, que me han abierto sus brazos en la
ciudad de Córdoba, como Dave, Belén, Paco, Mari Cruz, sus familias
y amigos, con los que es fácil sentirse una más.
Los
compañeros de este último sprint, acompañantes de bibliotecas, que
han hecho mi jornada de estudio menos pesada, Rebeca, Antonio S. y
Ángela.
Y
con mención especial a Jesús, invitándome a la aventura,
mostrándome una forma diferente de caminar (sentido literal y
figurado), valorándome más de lo que esperaba. Que ha tenido que
aguantar mis cambios de ánimos, mis miedos racionales o
irracionales, y que por ahora sufrirá también a donde me lleven los
nuevos muros que pueda cruzar[5].
¡Muchas
gracias a TODOS, los nombrados y los no nombrados, sois todos
geniales!
[2]
La buena suerte
[4] Definición de romearse: Ir a Roma a ver a un amigo jesuita.