jueves, 18 de junio de 2009

Mis últimas lecturas

En estos últimos meses mi lectura ha sido más asidua de lo habitual, aunque con algunos parones (como en el que me hallo), pero compensados por un aumento de ritmo una vez superado.

Estos se han basado especialmente en “Libros míticos de la ciencia-ficción”. Con una característica común muy concreta, se encuentran en esta temática pero no se consideran de ella. Algunos defienden que su posición aparece ahí a causa del uso del escritor de desarrollar la historia en lugares, sociedades, y mundos no existentes y/o situados en un futuro. Esto convierte a ese escenario perfecto para las diferentes reflexiones que quiere enseñarnos el autor, punto clave de cada libro.

Mi repertorio de libros ha sido:

- Fahrenheit 451 (1953) de Ray Bradbury.

- Un mundo Feliz”(1932) de Aldous Huxley.

- Crónicas Marcianas” (1950) de Ray Bradbury.

- 1984 (1949) de George Orwell.

- La naranja mecánica” (1962) de Anthony Burgess.


(Además de “El libro de los amores ridículos” de Milán Kundera, “2001, Una odisea espacial” de Arthur C. Clarke y “Maestro cantor” de Orson Scott Card, pero que no me sirven para la discusión/comparación que quiero hacer ahora).

Cada uno de estos libros daría mucho de qué hablar, son grandes libros y cada uno a su modo. Pero haré un pequeño resumen.



Fahrenheit 451 presenta un lugar donde los bomberos no se dedican a apagar fuegos, sino a provocarlos con los libros encontrados y castigando a sus poseedores. El protagonista es un bombero que comienza a discernir sobre el tema, cometiendo “herejía”, intentando hacerse con algún libro. ("Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres." Heinrich Heine.).

“La televisión, esa bestia insidiosa, esa Medusa que convierte en piedra a millones de personas todas las noches mirándola fijamente, esa sirena que llama y canta, que promete mucho y en realidad da muy poco.”



Un mundo feliz, es una sociedad estratificada por completo. Desde la concepción, en tubos de ensayo, existe un orden de las diferentes clases sociales. Con una educación determinista basada en la felicidad de cada individuo en el lugar bien delimitado que le corresponde, no deseando estar ni por encima ni por debajo de su grado. Son completamente felices, pero a costa de perder todo aquello que llamamos cultura, familia, arte, ciencia, filosofía…

"El secreto de la felicidad y la virtud: amar lo que se tiene la obligación de hacer."



1984, me recordó al principio a Un mundo feliz. Un mundo donde todos están controlados, donde si te sales de los parámetros muy bien establecidos eres castigado y acusado. Pero con una diferencia asombrosa, aquí todos tienen que ser felices tal como dice la frase, pero en un mundo completamente desgraciado, no solo es insatisfecho como crecimiento personal e/o individual, sino que los niveles físicos están en desgaste continuamente y siendo el dominio de la ley realmente absoluta, centrándose aún más en un control tanto de actos como de pensamientos. Descartes decía: “Pienso luego existo” aquí la frase sería: “Existo si el partido piensa que existo”.

“Al final, el Partido anunciaría que dos y dos son cinco y habría que creerlo. Era inevitable que llegara algún día al dos y dos son cinco. La lógica de su posición lo exigía. Su filosofía negaba no sólo la validez de la experiencia, sino que existiera la realidad externa. La mayor de las herejías era el sentido común. Y lo más terrible no era que lo mataran a uno por pensar de otro modo, sino que pudieran tener razón. Porque, después de todo, ¿Cómo sabemos que dos y dos son efectivamente cuatro? O que la fuerza de la gravedad existe. O que el pasado no puede ser alterado. ¿Y si el pasado y el mundo exterior sólo existen en nuestra mente y, siendo la mente controlable, también puede controlarse el pasado y lo que llamamos la realidad?”

“La libertad es poder decir libremente que dos y dos son cuatro. Si se concede esto, todo lo demás vendrá por sus pasos contados.”



Crónicas marcianas, son pequeñas historias transcurridas en Marte, en ocasiones los protagonistas son los marcianos y en otras los terrestres, con un hilo temporal que empieza con las primeras visitas de los humanos hasta la última. Este sería el libro más diferente respecto a los otros, los primeros relatos la sociedad clave es la marciana y el comportamiento de cada especie en su mutua interacción, particularmente mi parte preferida.

Aunque no es lo principal, también te muestra retazos del pensamiento terrestre sobre la cultura, como en su anterior obra, los libros siguen estando mal visto y todo conocimiento e imaginación que te aportan.



La naranja mecánica, su descripción del mundo es menos directa, centrándose más en el protagonista, un joven psicópata que pasa su vida en una sociedad que se encuentra en deterioro, con crímenes por doquier. El escritor propone una solución a esos “malchicos malecos” que describe con su peón y el dilema moral que conlleva, ¿Hasta qué punto está bien obligar a alguien a ser bueno?

Dios prefiere al hombre que elige hacer el mal, antes que al hombre que es obligado a hacer el bien.”

Lo que más me llamó de este libro es la jerga usada por ese pequeño mundillo que se mueven los jóvenes de esa casta.

Algo en común que a mi parecer tienen es ese punto pesimista hacia el ser humano, hacia la humanidad, y a un posible desenlace de movimientos políticos. En general todos tienen un protagonista que se sale de su lugar, que sus pensamientos no son los que se esperan de él. Estos son con los que nos sentimos identificados en ese universo que desconocemos, pero vamos descubriendo que también son hijos de su educación y su tiempo.